lunes, 24 de agosto de 2020

168. SAÚL DESECHADO.

22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey. 1 Samuel 15.

* SAÚL, ENVILECIDO POR SU DESOBEDIENCIA, vino al encuentro de Samuel con una mentira en los labios. Exclamó: "Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová."

Los ruidos que oía el profeta desmentían la declaración del rey desobediente.  A la pregunta directa: "¿Pues qué balido de ganados y bramido de bueyes es éste que yo oigo con mis oídos?" contestó Saúl: "De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios; pero lo demás lo destruimos."

EL PUEBLO HABÍA OBEDECIDO a las instrucciones de Saúl; pero éste, para escudarse, quería cargar al pueblo con el pecado de su propia desobediencia.

El mensaje de que Saúl había sido rechazado infundía indecible tristeza al corazón de Samuel. Debía dárselo ante todo el ejército de Israel, cuando todos rebosaban de orgullo y regocijo triunfal por la victoria acreditada al valor y la estrategia de su rey, pues Saúl NO HABÍA ASOCIADO a Dios con el éxito de Israel en este conflicto; pero cuando el profeta comprobó la evidencia de la rebelión de Saúl, se indignó al ver como había violado el mandamiento del Cielo e inducido al pecado a Israel aquel que había sido tan altamente favorecido por Dios.

Samuel no fue engañado por el subterfugio del rey.  Con dolor e indignación declaró: "Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche.... Siendo tú pequeño en tus ojos ¿no has sido hecho cabeza a las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?" Le repitió el mandamiento del 684 Señor con respecto a Amalec, y quiso saber por qué había desobedecido el rey. Saúl persistió en justificarse: "Antes he oído la voz de Jehová, y fui a la jornada que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los Amalecitas: mas el pueblo tomó del despojo ovejas y, vacas, las primicias del anatema, para sacrificarlas a Jehová tu Dios en Gilgal."

CON PALABRAS SEVERAS Y SOLEMNES EL PROFETA DESHIZO SU REFUGIO DE MENTIRAS, Y PRONUNCIÓ LA SENTENCIA IRREVOCABLE: "¿Tiene Jehová tanto contentamiento con los holocaustos y víctimas, como en obedecer a las palabras de Jehová?  Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios; y el prestar atención que el sebo de los carneros: porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría el infringir.  Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey."

Cuando el rey oyó esta temible sentencia, exclamó "Yo he pecado; que he quebrantado el dicho de Jehová y tus palabras: porque temí al pueblo, consentí a la voz de ellos." Aterrorizado por la denuncia del profeta, Saúl reconoció su culpa, que antes había negado tercamente; pero siguió culpando al pueblo y declarando que había pecado por temor a él.

NO ERA UNA TRISTEZA causada por su pecado, sino más bien el temor a la pena, lo que movía al rey de Israel cuando rogó así a Samuel: "Perdona pues ahora mi pecado, y vuelve conmigo para que adore a Jehová." Si Saúl hubiera sentido arrepentimiento verdadero, habría confesado públicamente su pecado, pero se preocupaba principalmente de conservar su autoridad y retener la lealtad del pueblo.  Deseaba ser honrado con la presencia de Samuel para fortalecer su propia influencia en la nación.

"No volveré contigo -fue la contestación del profeta;- porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel."

Cuando Samuel se volvió para marcharse, el rey, desesperado 685 por el temor, trabó de su manto para detenerle, pero éste se rasgó en sus manos.  Declaró entonces el profeta: "Jehová ha desgarrado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a tu prójimo mejor que tú."

Saúl estaba más perturbado porque se veía enajenado de Samuel que por el desagrado de Dios. Sabía que el pueblo confiaba más en el profeta que en él mismo.  Si por orden divina se ungía ahora a otro rey, comprendía Saúl que le sería imposible mantener su autoridad.  TEMÍA que si Samuel le abandonaba completamente se produjera una revuelta inmediata.  Saúl suplicó al profeta que le honrara ante los ancianos y el pueblo uniéndosela públicamente en un servicio religioso.  Por indicación divina, Samuel accedió a la petición del rey, a fin de no dar lugar a una revuelta.  Pero sólo se quedó allí como testigo silencioso del servicio. PP

·       El hombre acostumbrado a engañar, puede hacerlo por un tiempo, pero llega el momento en que su mentira es tan notorio que queda expuesto al público.

·       El hombre puede mentirse aun a el mismo, pero no puede mentir a Dios. Y eso pasó con Saúl. Y la vida futura de éste ser, terminó paulatinamente en la locura. Porque nunca quiso vivir en la verdad. La mentira enloquece. Porque es ir en contra de la naturaleza de uno mismo. Y en cambio la verdad estabiliza el ser y lo beneficia con salud total. Por eso mejor que los formalismos religiosos es obedecer. Amen. Ministerio Hno. Pio.

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