Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isa. 53:3.
Cuántas veces hemos estudiado sobre el sufrimiento de Cristo. Saben no es grato el sufrimiento, se presenta con distintos formatos;
y como duele.
Pareciera que no hay nada más adelante, parece que todo llegó a su fin, como si todo hubiera desaparecido y estás solo con tu problema y sin que nadie te pueda ayudar. Tus planes, sueños de pronto se desploman, y no tienes nada.
*Una mujer mayor, decía al ver que su casa de tres pisos destruido por las inundaciones de aquel año, “ya no hay nada que pueda hacer, porque yo; ya estoy vieja, y fuerzas no tengo”.
¡La aflicción en su ser era muy grande!
*Una mujer decía. “No me hablen de Dios” Mi hijo está internado en el hospital y no mejora a pesar de que he rogado a Dios, me he humillado, he ayunado hace varios días” así posteaba su dolor y amargura en su pagina.
Primero le escribí respondiéndole en la cual le dije que Dios contesta y obra cuando él quiere y si es su voluntad, a veces como queremos y otras veces no, y otras veces solo guarda silencio esperando su momento.
Luego le escribí privadamente y entre otras cosas le dije que oraría por su hijo. Y después de algunos días, posteaba que se sentía feliz y optimista y se veía la foto de su hijo de pie en casa,
bien de salud”
Sufrimientos hay por todos lados, este mundo es un valle de lágrimas y sufrimiento, seas creyente o ateo. Igual la pena golpea.
En esta hora, si la pena te golpea y no sabes que hacer; déjame decirte aún hay algo por hacer, y es mirar arriba muy arriba donde esta nuestro hermano mayor, nuestro Señor, Sustentador Y Salvador, Cristo Jesús. Confía en él y tu pena pesará menos y pronto desaparecerá.
*¡En los momentos más oscuros de tu vida, mira a Jesús, y la esperanza aumentara y la solución vendrá!
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y súplica, con acción de gracias”
Filp. 4:6.
Cuando la aflicción llega, no pierdas tiempo preguntándote por que Señor, gasta tiempo afirmando: Porque no a mi Señor, que me quieres enseñar. dame las fuerzas y tu gracia para poder vencer. y agradécele por su favor por adelantado siempre y todo estará mejor. Hno. Pio
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