sábado, 27 de julio de 2019

132. GEDEÓN Y EL EFOD.


24 Y les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición; que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).25 Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los zarcillos de su botín.26 Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los collares que traían sus camellos al cuello.27 Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa. Jueces 8:24-27.

ISMAELITAS.
Ismael era medio hermano de Madián (Gén. 25: 2).  En las Escrituras se usan muchas veces indistintamente los dos nombres por su parentesco cercano, y porque los dos habitaban la misma región donde se mezclaban y casaban entre sí (ver Gén. 37: 25, 27, 28). 

DE BUENA GANA.
Tan grande era la alegría de estar libres de la opresión madianita después de siete años de saqueo, y tan fuerte era el sentimiento popular en favor de Gedeón, que los israelitas accedieron de buena gana al pedido de su libertador y le entregaron la parte más valiosa del botín.

EL PESO.
El peso de los zarcillos de oro era de 19,3 kg.  En Gén. 24: 22 se registra que un solo zarcillo podía pesar medio siclo (5 g).

PLANCHAS.
"Lunetas" (BJ, NC).  Heb. Ñaharonim (ver com. vers. 21).

JOYELES.
Heb. netifoth, es decir, "gotas"; "pendientes" (BJ, NC).  Se trataba de algún tipo de pendientes para las orejas.

EFOD.
El efod era el manto exterior, sin mangas, del sumo sacerdote, al cual iban unidas las dos piedras de ónice que llevaban los nombres de las doce tribus de Israel (Exo. 28: 6-35; PP 363).  La palabra se usó también para referirse al sencillo vestido usado por Samuel cuando servía en el templo (1 Sam. 2: 18), y a la vestimenta de David cuando danzó ante el arca (2 Sam. 6: 14).  Era evidentemente un 355 vestido usado por muchos sacerdotes (1 Sam. 22: 18).  El que tenía Abiatar, sacerdote de David, era usado para consultar al Señor (1 Sam. 23: 6, 9-12).  El efod y el pectoral de Gedeón imitaban los que llevaba el sumo sacerdote.
 (PP 598).

SE PROSTITUYÓ.
Es evidente que los israelitas llegaron a considerar este efod como un objeto de culto.  Ver com. cap. 2: 17.

TROPEZADERO.
El autor parece sugerir que las desgracias acaecidas en la familia de Gedeón después de su muerte podrían atribuirse a los incidentes relacionados con este efod.  No es fácil comprender las razones por las cuales Gedeón instituyó el culto rival en Ofra.  

El centro religioso de los israelitas estaba en Silo, en la tribu de Efraín, donde se encontraba el tabernáculo.  Quizá la arrogante actitud de los efrainitas (ver cap. 8: 1) hizo que Gedeón sintiera tal resentimiento hacia ellos que no quería entrar en su territorio para rendir culto.  

El milagro realizado por el ángel cerca de su propia casa, antes de que fuese llamado a ser juez, podría haberle llevado a pensar que Dios indicaba así que se estableciese un nuevo centro de culto y que él debería oficiar allí como sacerdote. 

 Había pedido señales milagrosas, y le habían sido concedidas.  En su función posterior como juez pudo haber sentido con frecuencia la necesidad de consultar al Señor, y en vista de todo esto hizo un efod similar al del tabernáculo.  Su pecado consistió en asumir las prerrogativas del sacerdocio aarónico sin la sanción divina.  Este error preparó el camino para una apostasía mayor, tanto en su familia como entre los otros miembros de la tribu.  Así el pueblo fue descarriado por el mismo que antes había derribado su idolatría.  Es indudable que Gedeón no se proponía abandonar el culto de Dios, y sus intenciones pueden haber sido buenas.  Sin embargo, su conclusión de que se necesitaba un nuevo centro religioso, sin consultar a Dios, abrió la puerta al desastre.  

No había excusa alguna para que Gedeón abandonara el programa que Dios había instituido para el culto divino y sus servicios.  Si Gedeón hubiese continuado buscando la dirección divina como lo había hecho antes, les habría ahorrado a su familia y a su pueblo grandes tristezas.

La historia de Gedeón es una advertencia de que se necesita más que buenas intenciones para hacer que un acto sea correcto y digno de encomio.  Por otra parte, cuanto más prominente sea la posición de una persona, tanto más alcance tendrá la influencia de su mal ejemplo.  Por lo tanto, tendrá mayor necesidad de encuadrar cada acto de su vida según el modelo divino.  La única regla correcta de vida es la ley de Dios.  A pesar de su fracaso, en la Epístola a los Hebreos (cap. 11: 32) se elogia a Gedeón por sus primeras acciones de fe. 2 CBA

*No podemos estar seguros, ni un momento sin la gracia de Dios. Cuanto mas. Cuando hay de por medio un cargo de jerarquía. Pidamos su dirección en todo momento y lugar. Amen. 
Ministerio Hno. Pio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario