martes, 9 de julio de 2019

120. PARA PROBAR LA FIDELIDAD DE SU PUEBLO.


21 tampoco yo volveré más a arrojar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió; 22 para probar con ellas a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron sus padres. 23 Por esto dejó Jehová a aquellas naciones, sin arrojarlas de una vez, y no las entregó en mano de Josué. Jueces 2:21-23.

TAMPOCO YO VOLVERÉ MÁS A ARROJAR.
Las únicas victorias que habían obtenido habían sido ganadas con la ayuda del Señor.  Israel había quebrantado las condiciones del pacto adorando a otros dioses; por lo tanto, el Señor quedaba libre de su parte del contrato y no tenía ya la obligación de cumplir su promesa de echar del país a las naciones que todavía quedaban allí (Exo. 23: 27, 31).

PARA PROBAR CON ELLAS.
El propósito de dejar allí a esas naciones paganas no era el de determinar si Israel, expuesto así a un contacto íntimo con el paganismo, permanecería fiel a su propia religión.  "Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie" (Sant. 1: 13).  Por el contrario, desde el principio fue evidente que Israel no iba a permanecer fiel.  Dios dejó a las naciones como instrumentos para que afligieran a Israel, para castigarlo y 321 para enseñarle que el camino de la apostasía no lleva a ningún fin deseable.  Por medio de las aflicciones Dios procuraba que su pueblo se volviera a él.  Este parece ser el significado de la palabra "probar", en este contexto.  Quiere decir más bien "probar" en el sentido de afligir o de hacer pasar por vicisitudes que pudieran despertar al pueblo para que se diera cuenta de su verdadera condición.

En todas las épocas los hombres han experimentado crisis similares.  Los períodos de sufrimiento y chasco han servido para que los tentados volviesen sus pensamientos a la seriedad del deber y al gran propósito que Dios tiene para su existencia.  Estas vicisitudes no habían de mostrar a Dios cómo es el carácter del hombre, porque él conoce su corazón, sino más bien para demostrar a éste su verdadero estado.

A pesar de los repetidos fracasos de Israel durante este período, la disciplina no fracasó totalmente.  Los castigos infligidos por las naciones extranjeras deben haber operado cambios saludables en la vida de algunos de los hebreos.  Los castigos severos y convenientes sin duda hicieron comprender a muchos que el camino del pecado conducía a la desgracia.  

Usando las frases de Bunyan en El peregrino, podría decirse que Dios hizo que el "Prado de la Senda Extraviada" fuera más áspero que el "Camino Real".  Después de haber sido tomados varias veces por el "Gigante Desesperación", los israelitas estaban a menudo contentos de volver por el camino por donde antes habían andado.  Esos castigos enseñaron a la gente lecciones suficientemente duras como para que en tiempos de Samuel se notara que los israelitas habían hecho ya algún progreso espiritual.  Al final del período de los jueces, cuando comenzó el período de Samuel, se oye menos acerca de la apostasía que antes.  Además, todos esos problemas tendían a hacer que las diferentes tribus estrechasen sus vínculos, de modo que ya en tiempos de Samuel se notó un sentimiento fuertemente nacionalista.

SEGUIR EL CAMINO.
La tendencia natural de hacer "cada uno lo que bien le parece" (Deut. 12: 8; cf. Juec. 17: 6; 21: 15) fue demostrada cabalmente por Israel durante los siglos cuando fue gobernado por los jueces y posteriormente bajo la monarquía.  El camino del hombre por lo general es "recto en su opinión" (Prov. 21: 2).  Como resultado, "todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino" 
(Isa. 53: 6).

DEJÓ JEHOVÁ A AQUELLAS NACIONES.
Los obstáculos son necesarios si ha de lograrse el desarrollo del carácter.  Era conveniente que los israelitas aprendiesen a vivir una vida santa en medio de un ambiente corrupto.  Bien llevado, el conflicto continuo con los poderes del mal desarrollaría la verdadera fe en Dios.  Por esta razón Dios no había prosperado totalmente los primeros esfuerzos de las tribus por consolidar sus territorios.  Por esa misma causa Dios no había permitido que Josué lograra dominar completamente todo el territorio cananeo.  El Señor había ayudado a los israelitas a expulsar a tantos cananeos como fuera necesario, a fin de proporcionar lugar para que las tribus se establecieran.  El plan divino era que a medida que Israel aumentara en número y aprendiera las lecciones de obediencia y fe, se le diera el poder de expulsar a los cananeos que aún quedaban.  En la historia de Israel, en tiempos de David y Salomón, ese fin fue logrado, por lo menos hasta cierto punto. 
2 CBA 

*El Señor cumplió con su pueblo sus promesas. Pero les dejó pueblos cananeos para probarlos. Por el poco compromiso que fueron mostrando al cumplir sus ordenanzas, mientras se iban tomando posesión de los territorios asignados. 

¡Que lección para nuestras vidas!
 ¿Cómo está nuestra fe?
 ¿vivimos amándole solo y sólo a él? 

Dios nos ayude a permanecer fieles 
y amarlo siempre. Amen. 
Ministerio Hno. Pio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario