jueves, 11 de julio de 2019

122. UN HOMBRE OPORTUNO: “OTONIEL”


7 Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera.8 Y la ira deL Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.9 Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y JUZGÓ a Israel, Y SALIÓ A BATALLA, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. 11 Y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz. Jueces 3:7-11. 

*Cuando todo nos va bien. ¿para que Dios? ¿Verdad? 
Esa filosofía se cumple en todo tiempo y lugar, e Israel no era diferente. 

CLAMARON LOS HIJOS DE ISRAEL A JEHOVÁ.
“Sin más autoconfianza, y desvanecidos ya los ilusorios sueños de placer, el pueblo al fin se volvió a Dios.  Repentinamente se había dado cuenta del engaño de la idolatría y de que los ídolos paganos eran totalmente incapaces de ayudarlo.  Cuando comprendió esto, se volvió nuevamente al Dios de sus padres”.

*Se ha afirmado, con mucha razón, que la aflicción obliga a los que antes rara vez hablaban con Dios, a importunarle desesperadamente con sus clamores.
Ese es el propósito divino que tienen las pruebas.  Debe decirse en favor de los israelitas que, con todo, se volvieron al Señor.  Nunca se deja de oír un sincero pedido de socorro.  

Aunque no se quite en todos los casos la aflicción, para los que aman a Dios, los que están completamente entregados a él, Dios hará que todas las cosas resulten para su bien (Rom. 8: 28).  Sin embargo, VENDRÁ EL TIEMPO cuando los hombres clamarán a Dios, y él no los oirá (Jer. 11: 11).  Por lo tanto, debiéramos clamar al Señor mientras esté cercano (Isa. 55: 6).  Hoy es el día de salvación. Amen. 

*Y EL DIOS COMPASIVO LEVANTO UN LIBERTADOR. 
En su angustia, cuando los israelitas clamaron a Dios, él oyó y les suscitó un libertador hebreo: Otoniel, yerno de Caleb (cap. 1: 13).

*PERO NADA PODRÍA HACER EL LIBERTADOR SIN EL ESPÍRITU DE JEHOVÁ.
Dios no reservó las gracias especiales del Espíritu Santo sólo para los tiempos del NT.  También en la antigüedad capacitó a sus siervos para que cumpliesen sus tareas mediante el derramamiento del Espíritu Santo.

Otoniel fue un juez destacado, ya que no se registra que hubiera cometido ningún desatino ni acto impío.

*CON ESA ENTREGA Y FIDELIDAD OTONIEL 
JUZGÓ A ISRAEL. 
Cuando fue imbuido del Espíritu de Jehová, Otoniel primero juzgó a Israel y después salió a la guerra.  

Esto indicaría QUE ARREGLÓ lo que estaba mal en medio del pueblo antes de intentar luchar contra el enemigo. 

 ASÍ DEBERÍA HACERSE SIEMPRE. Es necesario vencer en primer lugar el pecado, el peor de los enemigos.  Sólo cuando este enemigo está dominado, podemos esperar vencer a nuestros enemigos externos.

*LUEGO SALIÓ A LA BATALLA CONTRA LOS ENEMIGOS Y PREVALECIÓ.
No es posible que venzamos MANTENIÉNDONOS INACTIVOS aun cuando hayamos recibido el Espíritu de Jehová.  Se demanda acción de parte de los que tienen el Espíritu de Dios.  El Espíritu de Jehová es el originador de todo lo bueno y de todos los grandes logros, pero trabaja por medio de los instrumentos humanos.

*Israel en paz con Dios, logro el éxito y prevaleció contra sus enemigos. 

*DESPUÉS DE LA MUERTE DEL FIEL JUEZ OTONIEL, los israelitas poco a poco sucumbieron ante su tendencia a la idolatría.  

Así se entiende cuán poderosa puede ser la presencia de un solo hombre bueno en la Iglesia o el Estado. 

 Un dirigente justo y honrado es una de las mayores bendiciones que puede recibir una nación, no sólo por las decisiones que toma sino por la influencia que ejerce, por el ejemplo de su vida sobre otros.  El mundo necesita hoy a hombres como Otoniel, hombres llenos del Espíritu para que lo lleven de nuevo a Dios. Amen. 
2 CBA. Minsiterio Hno. Pio 

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