viernes, 12 de julio de 2019

124. LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL Y COLECTIVA.


1 Los israelitas hicieron lo que ofende al SEÑOR, y él los entregó en manos de los madianitas durante siete años. 2 Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio. 3 Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban. 4 Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos. 5 Llegaban con su ganado y con sus carpas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo. 6 Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron al SEÑOR pidiendo ayuda. Jueces 6.

DESPUÉS de haberse establecido en Canaán las tribus no hicieron ningún esfuerzo vigoroso para completar la conquista de la tierra.  Satisfechas con el territorio que ya habían ganado, dejaron que su celo disminuyera y suspendieron la guerra.  "Empero cuando Israel tomó fuerzas, hizo al Cananeo tributario, mas no lo echó." (Jue. 1: 28.)

EL SEÑOR HABÍA CUMPLIDO FIELMENTE, POR SU PARTE, la promesa hecha a Israel; Josué había quebrantado el poderío de los cananeos y había distribuído la tierra entre las tribus.  A éstas sólo les quedaba confiar en la seguridad de la ayuda divina y completar la obra de desalojar a los habitantes de la tierra.  Pero no lo hicieron.  Aliándose con los cananeos, violaron abiertamente el mandamiento de Dios, y así dejaron de cumplir la condición bajo la cual les había prometido ponerlos en posesión de Canaán.

Desde la primera comunicación que Dios les diera en el Sinaí, habían recibido advertencias contra la idolatría.  Inmediatamente después de la proclamación de la ley, se les mandó por medio de Moisés el siguiente mensaje con respecto a las naciones de Canaán: "No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrantarás enteramente sus estatuas.  Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti." (Exo. 23: 24, 25).

SE LES ASEGURÓ QUE MIENTRAS PERMANECIERAN OBEDIENTES DIOS SUBYUGARÍA A SUS ENEMIGOS DELANTE DE ELLOS: "Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde tú entrares, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.  Yo enviaré la avispa delante de ti, que eche fuera al Heveo, y al Cananeo, 586 y al Hetheo, de delante de ti: no los echaré de delante de ti en un año, porque no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las bestias del campo.  Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes la tierra por heredad.... Pondré en vuestras manos los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti.  No harás alianza con ellos, ni con sus dioses.  En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses: porque te será de tropiezo." (Vers. 27-33.)  Estas instrucciones fueron reiteradas de la manera más solemne por Moisés antes de su muerte, y fueron repetidas también por Josué.
Dios había puesto a su pueblo en Canaán como un poderoso valladar para contener la ola de la inmoralidad, a fin de que no inundara al mundo.  

SI ISRAEL LE ERA FIEL, DIOS QUERÍA QUE FUERA DE CONQUISTA EN CONQUISTA.  
Entregaría en sus manos naciones aún más grandes y más poderosas que las de los cananeos.  Les prometió: "Porque si guardarais cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo, . . . Jehová también echará todas estas gentes de delante de vosotros, y poseeréis gentes grandes y más fuertes que vosotros.  Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie, será vuestro: desde el desierto y el Líbano, desde el río, el río Eufrates, hasta la mar postrera será vuestro término. 

 NADIE SE SOSTENDRÁ DELANTE DE VOSOTROS: miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre la haz de toda la tierra que hollareis, como él os ha dicho." (Deut. 11: 22-25.)

PERO, DESPRECIANDO SU ELEVADO DESTINO, 
escogieron el camino del ocio y de la complacencia, dejaron pasar las oportunidades de completar la conquista de la tierra; y por consiguiente, durante muchas generaciones fueron afligidos y molestados por un residuo de estos idólatras, que fue, según antaño lo predijera el profeta, como "aguijones" en sus ojos, y "por espinas" en sus "costados."
 (Núm 33: 55.)

Los israelitas "SE MEZCLARON CON LAS GENTES, Y APRENDIERON SUS OBRAS. "Se aliaron en matrimonio con los cananeos, y la 587 idolatría se difundió como una plaga por todos los ámbitos de la tierra.  "Sirvieron a sus ídolos; los cuales les fueron por ruina.  Y sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios... Y la tierra fue contaminada con sangre." "Encendióse por tanto el furor de Jehová sobre su pueblo, y abominó su heredad." (Sal. 106: 34-38, 40).

Mientras no se extinguió la generación que había recibido instrucción de Josué, LA IDOLATRÍA HIZO POCO PROGRESO; pero los padres habían preparado el terreno para la apostasía de sus hijos.  

La desobediencia y el menosprecio que tuvieron por las restricciones del Señor los que habían entrado en posesión de Canaán sembraron malas semillas que continuaron produciendo su amargo fruto durante muchas generaciones. 

LOS HÁBITOS SENCILLOS de los hebreos los habían dotado de buena salud física; pero sus relaciones con los paganos los indujeron a dar rienda suelta al apetito y las pasiones, lo cual redujo gradualmente su fuerza física y debilitó sus facultades mentales y morales.

Por sus pecados fueron los israelitas separados de Dios; su fuerza les fue quitada y no pudieron ya prevalecer contra sus enemigos.  Así fueron sometidos a las mismas naciones que ellos pudieron haber subyugado con la ayuda de Dios.

"Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto," "y llevólos por el desierto, como un rebaño.... Y enojáronlo con sus altos, y provocáronlo a celo con sus esculturas.... Dejó por tanto el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres; y dio en cautividad su fortaleza, y su gloria en manos del enemigo." (Jue. 2: 12; Sal 78: 52, 58, 60, 61.)

No obstante, Dios no abandonó por completo a su pueblo.  SIEMPRE HUBO UN REMANENTE QUE PERMANECÍA FIEL A JEHOVÁ y de vez en cuando el Señor suscitaba hombres fieles y valientes para que destruyeran la idolatría y libraran a los israelitas de sus enemigos.  Pero cuando el libertador moría, y el pueblo quedaba libre de su autoridad, volvía gradualmente a sus 588 ídolos.  Y así esa historia de apostasía y castigo, de confesión y liberación, se repitió una y otra vez.

El rey de Mesopotamia y el de Moab, y después de éstos, los filisteos y los cananeos de Azor, encabezados por Sísera, oprimieron sucesivamente a Israel.  Othoniel, Aod, Samgar, Débora y Barac se destacaron como libertadores de su pueblo.  

PERO NUEVAMENTE "los hijos de Israel hicieron lo malo en los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en las manos de Madián." (Véase Jueces capítulos 6-8).  Hasta entonces la mano del opresor no se había hecho sentir sino ligeramente sobre las tribus que moraban al este del jordán, pero en las nuevas calamidades ellas fueron las primeras que sufrieron.

Los amalecitas que habitaban el sur de Canaán, así como también los madianitas que moraban allende el límite oriental y en los desiertos, seguían siendo enemigos implacables de Israel. 

 AQUELLA NACIÓN HABÍA SIDO CASI DESTRUIDA POR LOS ISRAELITAS EN LOS DÍAS DE MOISÉS, pero desde entonces había aumentado mucho, se había hecho populosa y poderosa.  ANHELABA VENGARSE; y ahora que la mano protectora de Dios se había retirado de Israel, la oportunidad era propicia.  No sólo sufrieron sus estragos las tribus del este del jordán, sino todo el país. 

 Los feroces y salvajes habitantes del desierto invadían la tierra con sus rebaños y manadas, "en grande multitud como langosta." Como plaga devoradora se desparramaban por toda la tierra, desde el río Jordán hasta las llanuras filisteas.  Llegaban tan pronto como las cosechas principiaban a madurar y permanecían allí hasta que se habían recogido los últimos frutos de la tierra. 

 Despojaban los campos de su abundancia; saqueaban y maltrataban a los habitantes, y luego se volvían a los desiertos.

Los israelitas que vivían en el campo abierto se veían así obligados a abandonar sus hogares, y a congregarse en pueblos amurallados, para buscar asilo en las fortalezas y hasta refugiarse en cuevas y entre los baluartes rocosos de las montañas. 
HPP EGW

*LOS MADIANITAS eran nómades que recorrían desde la parte sur de la península de Sinaí (Exo. 3: 1), hacia el norte al golfo de Akaba (1 Rey. 11: 18) y hasta las llanuras al este de Moab (Gén. 36: 35; Núm. 22: 4; 25: 1, 6; Jos. 13: 21).  Eran parientes de los hebreos pues Madián era hijo de Abrahán y de Cetura, su segunda esposa (Gén. 25: 1-6).  Se conocía como el sacerdote de Madián al suegro de Moisés.
 (Exo. 2: 15-21).
Tan fuerte era la influencia de stis vecinos paganos y tan débil su propia convicción religiosa, que los israelitas pronto olvidaron la maravillosa intervención de Dios en su favor en el monte Tabor, y se volvieron a sus malas prácticas anteriores.  
En sin nuevo esfuerzo por hacer que la gente comprendiese sti pecado, el Señor nuevamente permitió que su territorio fuera invadido, esta vez por los madianitas.

*Siendo nómadas, los madianitas no conquistaban la tierra para establecerse allí en forma permanente.  A semejanza de los beduinos de hoy, preferían que los pueblos sedentarios hiciesen las siembras.  Después, en tina serie de incursiones asolaban el país, y se llevaban las cosechas y todo el ganado que podían encontrar.  Acostumbraban dejar intactas las viviendas para que los agricultores se sintieran tentados a volver y sembrar los campos de nuevo.

LOS AMALECITAS. También eran pueblos nómadas de los desiertos al sur de Palestina (Exo. 17: 8).

LOS HIJOS DEL ORIENTE. Literalmente, "hijos de Qédem".  "Qédem" significa "oriente", pero aquí parecería tratarse de un nombre propio para designar el gran desierto sirio, al este de Moab y Amón.  El pasaje del cap. 8: 26 presenta a los jefes de la gente de esta región vestidos de hermosos mantos, con zarcillos de oro, montados en dromedarios y camellos, cuyos cuellos estaban adornados con ornamentos de oro en forma de luna.  Siendo que las incursiones que se describen en este pasaje fueron hechas por diferentes tribus, se cree probable que se trataría de un movimiento general de nómadas, causado tal vez por la falta de lluvia en sus propios distritos.

HASTA LLEGAR A GAZA. Es probable que los saqueadores hubieran seguido la siguiente ruta: después de cruzar el Jordán en los vados de Bet-seán en el tiempo de la cosecha, estas bandas devastaban la rica llanura de Jezreel y toda la Sefela, hasta Gaza, al sur, donde eran detenidos por las murallas de la ciudad (cap. 16: 3).

COMO LANGOSTAS. Una comparación apropiada, porque los saqueadores barrían rápidamente el país, dejándolo desnudo y vacío (ver com.  Exo. 10: 4-15). 

CLAMARON A JEHOVÁ. Después de perder la cosecha durante siete años consecutivos, los israelitas estaban al borde de la inanición.  En esta condición desesperada recordaron la ayuda que Dios les había concedido en décadas pasadas, y clamaron pidiéndole ayuda.  Aunque habían descuidado grandemente a Dios, y se negaban a clamar a él hasta que las circunstancias extremas se lo exigieron, Dios aún oyó su clamor.  Esto muestra su disposición a perdonar y a oír la oración.  Tal misericordia de parte de Dios debería animar a los pecadores a arrepentirse y volverse a él.

GLOBAL Y PERSONAL
*EN TODAS ESTAS CIRCUNSTANCIAS debería tenerse en cuenta la diferencia entre el trato de Dios con la nación de Israel y su relación con cada israelita.  La calamidad y el juicio de la nación no significaban el rechazo de las personas que componían esa nación.  La culpa que había causado el desastre descansaba sobre cada israelita sólo si él había participado personalmente en la apostasía.  A pesar del rechazo de la nación, la puerta de la misericordia estaba tan abierta para la salvación personal como lo había estado antes.  

SIN DUDA, MUCHOS ENCONTRARON A DIOS DURANTE ESOS TIEMPOS PELIGROSOS, y su aceptación individual no dependió de ninguna manera de que la nación recuperara el favor divino.  Es decir, la relación de una nación con Dios debe distinguirse claramente de la relación personal del ciudadano con él, excepto en la medida en que la actitud de Dios para con la nación pueda determinarse por el número de personas de ese país que procuran seguir el plan divino. 2 CBA

FINALMENTE, NUNCA DEBEMOS OLVIDAR: 
1°. Que todo lo que sembramos, sin duda lo vamos a cosechar. 
2°. Dios siempre quiere lo mejor para sus hijos.
3°. Somos parte de un cuerpo, y lo afecta todo lo que hacemos. Si somos fieles. Los beneficios son grandes en todas las áreas. Vida abundante, con salud. Lo que ganamos en nuestras labores o empresas. Lo disfrutaremos nosotros y nuestra familia y no los extraños. 
4°. Pero si somos desobedientes a Dios. No tenemos más aprender de la elección y lección de Israel que hemos visto. 
Es prueba de lo que digo: 
Trabajaron, 
Sembraron, 
Cultivaron. 
Pero no cosecharon. 
Lo cosechó y disfrutó el enemigo.

- ¡Hoy no es diferente! 
Cuantos se esfuerzan y juntan mucho dinero. 
Y viene el ladrón o el incendio o más trágico aún.
 Llega la muerte y otros lo disfrutan.
Mientras publico esta reflexión. las noticias cuentan la muerte de una niña de 15 años. hija de uno de los grandes banquero ingleses y gestores de políticas mundiales. en un accidente.
¿Quieres eso para tu vida?
La mejor inversión duradera es seguir los requerimientos de Dios. 
Y todo saldrá bien. 

“Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios”.  Eclesiastés 8:12,13. Amen. 
 Ministerio Hno. Pio

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