miércoles, 28 de octubre de 2020

174. LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU EN DAVID.

28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto?  Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar? 1 Samuel 17.

*MIENTRAS HABLABA CON ELLOS, Goliat, el campeón de los filisteos, salió, y con lenguaje ofensivo retó a duelo a Israel, y lo desafió a presentar de entre sus filas un hombre que pudiera enfrentársele en singular pelea.  REPITIÓ SU RETO, y cuando David vio que todo Israel estaba amedrentado, y supo que el filisteo lanzaba su desafío día tras día, sin que se levantara un campeón que acallara al jactancioso, su espíritu se conmovió dentro de él.  Se encendió su celo para salvar el honor del Dios viviente y el crédito de su pueblo. 699

Los ejércitos de Israel estaban deprimidos.  Les faltaba el valor.  Se decían unos a otros: "¿No  habéis visto aquel hombre que ha salido? él se adelanta para provocar a Israel." Lleno de vergüenza e indignación, David exclamó: "¿QUIÉN es este Filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?"

Al oír estas palabras, Eliab, hermano mayor de David, comprendió muy bien qué sentimientos agitaban al alma del joven.  Aun mientras era pastor, David había manifestado audacia, valor y fortaleza poco comunes; y la misteriosa visita de Samuel a la casa de Isaí así como su partida sigilosa, habían despertado en la mente de los hermanos de David sospechas en cuanto al verdadero objeto de su visita.  Los celos de ellos se habían despertado al verle recibir mayor honra que la tributada a ellos, y no le miraban con el respeto y el amor que merecía por su integridad y su ternura fraternal.  Lo consideraban como un pastorcillo joven, y ahora la pregunta que hizo fue interpretada por Eliab como una censura de la cobardía que él mismo demostraba al no hacer esfuerzo alguno por acallar al gigante filisteo.

EL HERMANO MAYOR EXCLAMÓ AIRADO: "¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto?  Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido." Respetuosamente, pero con decisión, contestó David: "¿Qué he hecho yo ahora?  Estas, ¿no son palabras?" PP

·       Cuando el Espíritu guía nuestras vidas. No nos resentiremos fácilmente. Sino que nos dará la fortaleza y un panorama más amplio para pensar y luego hablar.

·       Y David responde con naturalidad y ser darle tanta importancia a las palabras airadas de su hermano.

·       Cuantos problemas nos evitaríamos en la vida, en el hogar entre padres e hijos; entre esposos, en la empresa con los empleados, en la calle, en la vía cuando conduces tu automóvil…etc. Si respondiéramos como lo hizo David, ante un reproche airado. ¿Sería más bella nuestra vida verdad? Claro que sí. Porque la blanda respuesta quita la ira. Prov. 15:1. (Ministerio Hno. Pio).

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