miércoles, 30 de agosto de 2017

40. ¡HASTA AQUÍ, ME AYUDÓ JESÚS, MI SEÑOR Y SALVADOR! ¡GRACIAS SEÑOR POR LA VIDA!


“…Hasta aquí nos ayudó Jehová”
(1 Sam. 7:12 R60). 

Cuando llega el día de nuestro cumpleaños, se da una experiencia muy especial en el ser entero. Parece que nos volvemos más sensibles, y queremos que todos se hagan presentes ya sea personalmente o por medio de un mensaje, o una llamada telefónica. 

Sentimos una nostalgia creo yo; mas de dónde venimos que quienes nos engendraron. 
Nostalgia, que venimos de las manos de Dios, y vivimos por su aliento de vida. 
Nostalgia, que nuestro hogar esta en los cielos. 
Nostalgia, que al mirar las estrellas; muy dentro de nuestro ser; nos dice que arriba junto al trono de Dios, se halla nuestro hogar, hogar que nunca debimos dejar. 
Nostalgia, por el edén que perdimos. 
Nostalgia, porque vuelva nuestro Señor Jesús y nos lleve al edén, para siempre…. 

 Un hijo e hija de Dios, en el día de su cumpleaños, pasa el día, si es posible con la familia a la que pertenece. No libando bebidas alcohólicas, no en diversiones, sino en recreaciones que edifiquen y honren al creador. 

El día de nuestro cumpleaños o aniversario 
es para recordar y honrar al Dios de nuestras vidas. 
Que gracias a él, vivimos. Al agradecerle y vivir como él quiere; 
es reconocerle como nuestro Dios, y Creador. 

"Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. 
Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones". (Sal. 100:1-5 R60). 

 Hagamos nuestro esta reflexión: 
Dios es el dueño de mi vida, y como tal me lo ha preservado hasta hoy…. No dudo que Dios me ame, estoy seguro que me ama; porque me ha dado la vida hasta hoy. 

¡Señor permíteme amarte tanto como tú me amas! 
¡Que te amé, por el simple hecho de amarte! 
¡Que no ponga ninguna condición, 
simplemente por el hecho de existir! Hno. Pio

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