lunes, 10 de junio de 2019

103. DESCUIDANDO NUESTRO LEGADO


Y Josué dijo a los hijos de Israel: ¿Hasta cuándo seréis negligentes para venir a poseer la tierra que os ha dado Jehová el Dios de vuestros padres? Josué 18:3.

¿HASTA CUÁNDO SERÉIS NEGLIGENTES? 
Debido a que los israelitas habían vivido durante tanto tiempo como nómadas, les resultaba difícil cambiar su forma de vida.  Se habían enriquecido con el botín de los cananeos y vivían en la abundancia.  Parecían preocuparse más por la comodidad y la complacencia del momento que por la obtención de su heredad.  

Como había ocurrido con los antiguos constructores de Babel, estaban contentos con su manera de vivir juntos formando una comunidad.  Aparentemente no querían esparcirse y abandonar la buena compañía de sus hermanos.
  Desde el mismo comienzo, Dios había tenido el plan de que el hombre se esparciera sobre la faz de la tierra, y no de que se establecieran todos en un mismo lugar.  

En cuanto los seres humanos perdieron su visión espiritual, mostraron la tendencia a congregarse y a buscar la protección de otras personas antes que a confiar en la protección de Dios.

EN ESTO HAY UNA LECCIÓN PARA NOSOTROS HOY. 
 Cuando nos hemos convertido de verdad y hemos recibido el título a la vida eterna, nuestra gran preocupación debiera ser la de procurar poseer esa HEREDAD ETERNA.  Pero demasiadas veces, así como las siete tribus, nos conformamos con los despojos de esta vida y no sentimos el impulso de proseguir con nuestra conquista.  Para nosotros es la admonición del apóstol: "Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna" (1 Tim. 6: 12). Amen. 2 CBA 

*Nuestro mayor legado es volver a nuestro hogar. El edén perdido.  Para ello tenemos que demostrar con esfuerzo y abnegación. Aceptando de Buena voluntad, la gracia de Dios, que obra en nuestro ser. 
Y usando todo lo que Dios ha previsto para hacernos idóneos,
 para vivir en la tierra nueva. 

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”. 
Filipenses 2:12.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido 
en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; 
pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 
1 Corintios 15:10. Amen. 
Ministerio Hno. Pio 

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