martes, 4 de junio de 2019

94. ¡Y QUEDA AÚN MUCHA TIERRA POR POSEER!


Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: 
Tú eres ya viejo, de edad avanzada, 
y queda aún mucha tierra por poseer. Josue 13: 1.

El plan era que las tribus, después de haberse establecido en sus heredades, extendieran sus territorios.  Quedaban todavía muchas batallas por ceñirse para completar la posesión de la tierra; 
pero LA BENDICIÓN DE DIOS EN EL PASADO ERA UNA GARANTÍA PARA EL FUTURO.

LO MISMO OCURRE EN LA GUERRA ESPIRITUAL.  
La obra de vencer los defectos de carácter es progresiva.  
La erradicación de los enemigos del corazón es una lucha continua.
Debe reñirse batalla tras batalla contra las tendencias hereditarias y cultivadas hacia el mal.

* La manera en que se llevó a cabo la conquista de Canaán puede usarse para ilustrar una verdad espiritual.  En la lucha cristiana, no sólo pueden quedar por reñirse muchas batallas contra el pecado, aún después de muchos años de contienda, sino que también puede quedar mucho territorio de verdad aún por ocupar. 
Todavía no hemos obtenido todo el conocimiento sagrado que podríamos aprovechar, y que Dios desearía enseñarnos de su Palabra.  Muchos cristianos corren el peligro de DEPENDER de las conquistas de algún "Josué", antes que hacer por sí mismos nuevas exploraciones en las minas vírgenes de la verdad. CBA

El terreno del corazón es el campo de conflicto.  
La batalla que hemos de reñir, 
la mayor que hayan peleado los hombres, 
es la rendición del yo a la voluntad de Dios, 
el sometimiento del corazón a la soberanía del amor… 
No podemos, por nosotros mismos, 
vencer los deseos y hábitos malos 
que luchan por el dominio. 
 No podemos vencer al enemigo
 poderoso que nos retiene cautivos.  
Únicamente Dios puede darnos la victoria. 

 El desea que disfrutemos del dominio sobre nosotros mismos, 
sobre nuestra propia voluntad y costumbres. 
 Pero no puede obrar en nosotros 
sin nuestro CONSENTIMIENTO y COOPERACIÓN.

El Espíritu divino obra por las facultades y los poderes otorgados a los hombres.  Nuestras energías han de cooperar con Dios.
No se gana la victoria sin mucha oración ferviente, 
sin humillar el yo a cada paso.  

LA VOLUNTAD debe colocarse de parte de la voluntad de Dios.  Por nosotros mismos no podemos someter a la voluntad de Dios nuestros propósitos, deseos e inclinaciones; pero si estamos dispuestos a someter nuestra voluntad a la suya, Dios cumplirá la tarea por nosotros, aun "refutando argumentos, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo".  Entonces nos ocuparemos de nuestra "salvación con temor y temblor, porque Dios" producirá en nosotros "así el querer, como el hacer, por su buena voluntad". 
*2 Corintios 10:5; Filipenses 2: 12,13

* LA GUERRA QUE DEBEMOS SOSTENER ES "la buena batalla de la fe".  Por "lo cual también trabajo -dijo el apóstol Pablo-, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí". 
*1Timoteo 6:12; Colosenses 1:29.
En la crisis suprema de su vida, Jacob se apartó para orar.  Lo dominaba un solo propósito: buscar la transformación de su carácter. DMJ 119-121

FINALMENTE: ¿Cómo va la formación de tu carácter? ¿aún hay mucha tierra por conquistar?  ¿O estas feliz, cómodo sin preocupaciones y que todo ya está hecho? 

¡CUIDADO! Eso hizo Israel luego que llegó a poseer la tierra prometida. Olvidando las amonestaciones del Señor al respecto.

*En los caps. 7 y 12 de Deuteronomio se presentan tres reglas principales que debían seguir los hijos de Israel: 
(1) Total exterminio de las naciones que Jehová entregase en sus manos;
 (2) la prohibición de celebrar con esas naciones pactos o alianzas y toda unión matrimonial con ellas;
 (3) la destrucción de todo rastro de idolatría en el territorio conquistado. CBA 

“Y enemigo que no vences, de seguro te vencerá”
¡Vivamos en alerta roja permanentemente!
Porque mientras vivamos habrá mucha tierra en nuestras vidas que conquistar para el Señor. Para así rendir al Señor el 100% de nuestro ser. Amen. Ministerio Hno. Pio 

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